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Junto al teléfono
Cada año en el mismo mes y en la misma fecha. Desde hace ya mucho tiempo. Ella se sienta junto al teléfono. Anhelando que suene. Y que, cuando lo haga. Sea por fin su llamada. Esa que, ella espera con ansia. Desde hace ya mucho tiempo. Para que, cuando suene. Pueda descolgar el auricular. Y al hacerlo pueda escuchar por fin, su voz. Esa voz que, por culpa de un rayo. En un día de tormenta, se apagó. Ya que, la muerte estaba allí. Y con ella, se lo llevó.
Todo ocurrió, coincidiendo con el día de su santo. Él debía haberla llamado y por su santo felicitado. Pero, ese día, el teléfono no sonó y él jamás la felicitó.
Es por eso que, ella cada año, en el mismo mes y en la misma fecha. Desde hace ya mucho tiempo. Coincidiendo con el día de su santo. Ella se sienta junto al teléfono. Esperando esa llamada. Para luego descolgar. Y poder al otro lado del auricular. Su voz escuchar. Oyéndolo congratular. Feliz santo mamá.