Un diario para Aria
(Capítulo II)
Preguntas sin respuestas
Quizás era por eso que se estremecía al entrar, pero no lo sabía, ni siquiera hoy, pues aún se sigue sobresaltando al entrar a un templo, o al hablar refiriéndose a todo lo concerniente con la iglesia, la Biblia o simplemente al catolicismo o religión.
Dicen que de dos a cinco años el/la niño/a es tan sensible, que su aparato ciclomotor se ve dañado, o beneficiado por lo vivido en esa época. ¿Es posible que sea cierto?, ¿es por lo que ella sigue practicando la misma religión vivida a esa edad?, que para la niña era algo desconocido al principio, raro a veces, por esas preguntas hechas sin respuestas, otras con ellas a medias por su mamá, pues quizás, por no saberlas como ella, no podía contestarlas, o por su maestra que no se lo permitían.
¡Si! la religión según les decían era lo más importante en sus vidas, para una buena formación espiritual y corporal, pero que luego se contradecían, ya que ni les enriquecían la mente con nada nuevo y ni siquiera les hablaban de sus propios cuerpos.
Antiguamente todo giraba en torno a la iglesia, desde el momento en que nacían hasta que morían. Aunque parezca mentira vivían atemorizados por todo, sin tener conocimiento de nada. Hoy todo esto ha cambiado. La iglesia sigue estando ahí, la religión también, pero con la diferencia de que hoy cada ser humano es libre para poder estudiar y practicar libremente la que él crea que le conviene mejor, sin que por ello sea discriminado o apartado de ningún círculo social.