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A modo de regadera
El día había amanecido oscuro. Era otoño y estaba siendo duro. Las nubes habían ocupado el cielo al completo y estas amenazaban con descargar agua a modo de tormenta en cualquier momento. Daba miedo al mirar el firmamento por sospecha de que este te absorbiera y luego, te escupiera a modo de regadera. Que ganas de que el otoño terminara ya y que el invierno llegara detrás en cualquier momento. Para que así, cuanto antes estos dieran paso a la primavera.