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Las verrugas
— Buenas tarde, dijo ella al entrar en la consulta médica. Tras haber oído al médico. A ella por su nombre llamarla.
— Siéntese por favor, dijo él. Después de ella saludar.
— Gracias, dijo ella y sentó.
— ¿Dígame? ¿Se encuentra usted bien?
— Si me encuentro bien.
— Estupendo. Eso está bien.
— Sí, todo está bien. Pero verá usted es que, es que…
— ¿Qué ocurre? Le interrumpió él.
— Bueno el caso es que me han salido unas verrugas.
— ¿Unas verrugas? Pregunto él.
— Si, unas verrugas. Y no sé si eso será normal o no.
— No se preocupe usted señora. Eso es normal.
— ¿Normal?
— Si normal. Verá usted, lo que quiero decir es que es normal, que las verrugas salgan con la edad.
— ¿Con la edad? Preguntó ella sorprendida.
— Si con la edad. Y con ello no quiero que usted sea mayor.
— ¡Ya!.
— El médico al ver la expresión de su cara, le dijo. No se preocupe. Como puede comprobar yo soy mucho más joven que usted. Y a mí también me han salido ya algunas.
— ¡Ya! Volvió a expresar ella.
— Y el médico para tranquilizarla le comentó. Ahora mismo vamos a ver esas verrugas. Se levantó. Las observó y a continuación dio su opinión. Como le había dicho. Son verrugas sin importancia. Se quitan y listo.
— De acuerdo.
— Pues nada, ahora mismos le hago el volante y se las quitan en cuanto le den hora.
— Voy a sentir dolor a la hora de quitarlas. Preguntó ella.
— No que va, para nada. Como ya le he dicho anteriormente. A mí me han salido algunas. Me las han quitado y no he sentido dolor alguno.
— De acuerdo. Si ya lo dice el refrán, “al mal palo darle prisa”. Dijo ella, ya algo más relajada. Como dijo usted antes. Si es que cuando uno llega a vieja, sale de todo.
— No señora. Usted no es vieja.
— No. Vieja no. Pero añosa sí.
— Él repitió en voz baja ¡añosa! Y sonrió.
— Si añosa. Pero no se preocupe que lo llevo bien. Pero fíjese usted. Cuando somos niños, queremos crecer y cumplir años lo más rápido posible. En cambio, cuando ya tenemos cierta edad. Hay veces que nos gustaría volver algunos años atrás. Y otras, inclusive que el reloj del tiempo se parara.
— Pero llegar a mayor es bueno. Ya que eso significa que estamos vivos. Lo importante es sentirse vivo y no pensar en la edad.
— Es por eso por lo que yo, prefiero decir añosa y no decir vieja.
— Me gusta su filosofía. Sin duda alguna señora.
— Y minutos más tarde. Con el volante en la mano y sus verrugas. La buena señora. De la consulta salió. No sin antes haberse despedido del buen médico.