El sueño no llegaba
Llevaba tres noches sin dormir
Había probado de todo
Pero no lo podía conseguir
Hasta ponía en su mesita de noche una ramita de perejil
Por recomendación de su tía Abril
Además de tomar una infusión de pasote
Por oídas esa tarde al visitar la ferretería
Cuando le contó al ferretero el problema que tenía
Eso me tomo yo cuando no puedo dormir
Te la preparas y te la tomas bien fría
Le había dicho el ferretero el esposo de María
Se la tomó esa noche
Pero ya en la cama es sueño no llegaba
A la mañana siguiente debía de madrugar
Pues por obligación tenía que viajar
Le había prometido a su mamá
Que en la noche con ella iba a cenar
Sin dormir en toda la noche temprano se levantó
Tras asearse y arreglarse
Un café negro se preparó y bien caliente se lo tomó
Cogió su añejo maletín de cordobán
Apagó las luces encendidas
Cerró la puerta y con la llave la atrancó
Que luego en el bolsillo la guardó
Ya en la calle a la estación ferroviaria se encaminó
Al llegar a ella la taquilla de venta buscó
Un billete de tren en solicitó
Proporcionado este al vendedor lo pagó
A la hora prevista al tren se subió
Ya en el aparato su vagón buscó
Cuando estuvo dentro se acomodó
Al poco tiempo el tren partió
Y con el vaivén de aquella vieja locomotora
Como si de una cuna se tratara
Y que con mucho cariño lo meciera
Este durante todo el viaje se durmió
Ya que después de tanto tiempo sin dormir
Y noches en que el sueño no llegaba
Hoy por fin y en aquel lugar
A él el sueño inesperadamente llegaba
Lo hizo tan profundamente
Que cuando llegó el final de su viaje
Y en aquella estación debía de apearse
Si no es por el revisor que lo despertó
Hubiera seguido durmiendo hasta el día de hoy