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Aroma de rosas
Sentada en su patio,
Edelmira contempla los geranios
y comprueba que a pesar de la privación de agua
los geranios siguen floreciendo
No ocurre lo mismo con sus rosales,
la mayoría de ellos,
por causa de esa escasez,
a Edelmira se le han secado
Por la noche, antes de acostarse,
Edelmira mira al cielo,
en busca de una señal,
que le indique que mañana lloverá
Cada mañana al levantarse,
Edelmira al cielo vuelve a mirar,
por ver si el día nublado está
y esas nubes agua acarrearán
Pero Edelmira está convencida,
que las tan deseadas nubes aparecerán,
con ellas la lluvia llegará
y finalmente, el agua al suelo caerá
Edelmira,
ha segado los matojos de las alcogidas,
las canales limpias las tiene ya,
y el agua por ellas sin impedimentos circulará
El día que llueva,
los barrancos libremente correrán
y el aljibe de Edelmira,
de agua de lluvia se llenará
Edelmira mira a sus geranios,
también a sus rosales,
y tanto a unos como a otros,
los quiere ver ya florales
Ella desea que llueva pronto,
o que ocurra un milagro,
que sus geranios no se terminen de secar
y que sus rosales vuelvan a resucitar
Edelmira quiere sentarse en su patio,
contemplar sus geranios,
anhela regarlos sin privación
y aspira, verlos siempre llenos de flores
Pero lo que de verdad Edelmira quiere,
es que cuando llegue la primavera,
en su patio se respire,
un suave aroma de rosas