Ocho (8) de marzo día internacional de la mujer
No cabe duda de que los seres humanos, podemos descifrar distintos tipos de roles a lo largo de nuestra vida, y según el lugar en el cual nos movamos desempeñaremos el rol que de nosotros se espera.
Las diferencias de edad, de raza, de religión, de lengua, de etnia, de clase y de sexo han dado lugar a múltiples desigualdades.
Las relaciones sociales o roles, tienen que ir evolucionando con el trascurso del tiempo y que los mismos se adapten a la época de vivencia de cada una/o, pues será así de la única forma que se rompan las barreras que hacen que la mujer se sienta forzada o atada a no poder alcanzar su libertad individual, primero como ser humano, luego como mujer.
“Cerremos los ojos un momento y con ellos cerrados, intentemos mirar con el corazón, veremos las mujeres que siguen en la oscuridad, en el silencio y encerradas en la esfera de su propia belleza. Veremos mujeres atrapadas en sus propias creencias arcaicas y machistas, las cuales les han sido inculcadas desde su más tierna infancia, mujeres que son tratadas como objetos sexuales, mujeres a las cuales se les anula no sólo físicamente, puesto que se les limita el moverse con libertad, además de síquicamente, ya que se las anula por completo hasta el punto que ya no piensan por sí mismas sino por el resto del entorno al cual están adheridas”.
Abramos de nuevo los ojos, ha llegado el momento de actuar, desencadenemos las alas y ayudémoslas a volar, uniéndonos mujeres y hombres, para que con toda nuestra fuerza el vuelo puedan remontar.
En el conjunto de la sociedad se vive una desigualdad en el ejercicio del poder entre mujeres y hombres, estando la mujer marginada. Bajo el enfoque de género, les corresponde a las mujeres y a los hombres elaborar globalmente en la sociedad, áreas de entendimiento, cooperación, vías y distribución con equilibrio de los recursos y beneficios.
Volviendo a mirar de nuevo, vemos que el trabajo de la mujer es invisible ya que, sus actividades productivas en el hogar, no se valorizan monetariamente. Además de no reconocerle su participación en el hogar ni su aporte en la ayuda de generar ingresos. En cambio al hombre lo podemos ver como el amo del mundo, el dueño y señor de su hogar.
La desigualdad de los sexos está en relación directa con el desarrollo social, la democracia y la pobreza.
Deberíamos de educar no sólo en la igualdad, sino también para la igualdad, y que esa igualdad esté conformada en la libertad, pues si no existe la libertad no habrá jamás una igualdad evidente, entonces no existirá el libre pensamiento, libertad para hablar y actuar bajo nuestro razonamiento y no bajo el de las/los demás. Habrá igualdad en el reparto de tareas, tanto en el hogar como en el trabajo.