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Sin errar
Hoy, es algo mayor
Pero ya desde su niñez
Lo hacía una y otra vez
Repetía, los días de descansos
También los festivos
Acudía a la iglesia
A escuchar la misa matinal
Antes de la ofrenda comenzar
Pasaba por el confesionario
Para con el cura confesar
Ella, al clérigo sus pequeños pecados, le detallaba
Y él por ellos, una penitencia le dictaba
La cual, ella sumisamente, acataba
Más tarde, en la hora de la eucaristía, la hostia tomaba
Ella, creía en la conversión del vino y el pan
Y que, con ellos, sus pecados se acallaran
Ella muy beata, junto al resto oraba
Y a la hermosa talla virginal, adoraba
Ya acabada la homilía, a casa ella regresaba
Sin obviar que ella de nuevo, a la iglesia volvería
Una nueva homilía escucharía
Nuevamente confesaría, a sabiendas de que no lo precisaría
Ya que ella, no había errado jamás
Y de esta vida se iría, sin errar