Buscar la felicidad es también ayudar a los demás
Para ser voluntario/a. Hay que tener un “Gran sentido de solidaridad”.
La solidaridad tiene que brotar desde el propio ser humano, para luego invertirla éste al resto de todo el mundo. Es la que promueve los verdaderos desarrollos sociales, de todos los seres humanos del planeta, en la misma igualdad de oportunidades.
La solidaridad traspasa fronteras, cuando miramos desde el corazón sin importarnos razas, nacionalidades, políticas, religiones, edades, sexos. También es solidaridad el saber “empatizar” y ponernos en el lugar de los demás y sentir sus escaseces, sus soledades, el dolor del maltrato, el hambre, el padecer enfermedades, todo ello como nuestras. El ser fiel con nuestras amistades, es también un gesto solidario/a.
La solidaridad se puede vivir de diversas formas. Un ejemplo, saber ser compasivos/as, pues siempre se ve mejor desde su perspectiva. Pero no toda compasión, nos va a llevar a ser solidarios/as, solo la que nos va a ayudar a mostrar el rostro de la/s persona/s con la/s cual/es seamos solidarios/as.
Podemos ser solidarios/as, ayudando o reivindicando derechos fundamentales para los/as demás. Por lo tanto podríamos ser “reivindicativos/as”.
Para ser voluntario/a hay que procurar ser optimista y buscar siempre la respuesta, adecuada a cada problema que se nos presente, para plantear la solución que se espera de nosotros/as como voluntarios/as. “Soy de las que piensa, que cuando se me sierra una puerta, siempre habrá alguna ventana por la que podré entrar, o salir”.
Ser voluntario de verdad, es ayudar a los demás, sin esperar nada a cambio. Ser voluntario por lo tanto, no es un trueque, es algo que se siente desde lo más hondo de nuestro ser. Recapacitemos. No es mejor dar, a que te den. Mejor ayudar, a que te ayuden. Mejor cuidar, a que te cuiden. Y mucho mejor acompañar, a que necesites compañía.
Siempre que haya alguien que necesite ayuda. Existirá el voluntariado/a. Siendo solidario/a, se puede llegar a ser voluntario/a