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Un café negro
Buenos días
Saludaba con gran algarabía
Al pasar por la plaza
Cada mañana
De camino a la tasca
Ya en ella se sentaba
En su terraza y esperaba
Lo hacía pacientemente
Hasta que viniera el viejo camarero
Para servirle lo de siempre
Un café negro
Muy caliente con un hilo de caramelo
Ya tomado lo pagaba
Y educadamente
Del camarero y del resto se despedía
Deseando un buen día
A los presentes
Y diciendo hasta mañana