Tal vez el viejo cura aún esté
Día festivo, congregación de devotos
Desde el púlpito, el párroco a los feligreses saludará
A todos ellos bendecirá
Del mismo modo que lo hizo con todos
El día en que les echó por encima, el agua bautismal
Hoy a los chiquillos, con el cáliz en la mano
Su primera comunión, les dará
Tras haber pasado, por una catequesis obligada
Y por el confesionario, a confesar
El tiempo transcurrirá
Los niños, en jóvenes se convertirán
Y en la misma iglesia, esos jóvenes se confirmarán
No lo hará el cura
Para esa ocasión, el obispo a la iglesia vendrá
El tiempo no parará
Esos jóvenes, a hombres y mujeres llegarán
Y como marcan los cánones
Cierto día se casarán
Con suerte, el propio cura, el sacramento oficiará
Ese día, la iglesia se engalanará
Bonitas flores blancas, por toda ella enramarán
Igualadas a las que la novia en su mano, llevará
En señal de su reservada castidad
Idéntico color blanco, su vestido será
Y ocultando la candidez de su cara
Un obligado velo llevará
Sin lugar a dudas, el tiempo su curso seguirá
La vida de algún feligrés, llegará a su final
Cuando eso ocurra y en esa misma iglesia, el último misterio se le oficiará
Simultáneamente, se le hará un funeral
Al terminar, de la iglesia lo sacarán
Al viejo cementerio, en su féretro lo llevarán
Al llegar, abrirán el desvencijado portón
Y ya en el campo santo, enterrarán su cuerpo en el osario familiar
Acaso, ya no sea el mismo párroco
Será otro, quien oficie este último sacramento
Si eso es así, es que él le ha precedido en su fin
¿Pero quién sabe? tal vez el viejo cura, aún esté
Tal vez el viejo cura aún esté –
(c) –
Maria Milagrosa Reyes Marrero