Relato sobre la hierba
Reposada,
sobre la hierba humedecida
por el agua fría y cristalina de la laguna.
Allí estaba ella
aquella tarde de verano,
con un libro abierto,
absorta en la lectura
y a punto de llegar ya a su final.
Tan enajenada estaba que,
no percibía como el sol,
ya se escondía
y como la luna,
ya de cara venía
y esta, poco a poco
a su fina cara,
con su brillante luz alumbraría
sobre la hierba humedecida
por el agua fría y cristalina de la laguna.
Allí estaba ella
aquella tarde de verano,
con un libro abierto,
absorta en la lectura
y a punto de llegar ya a su final.
Tan enajenada estaba que,
no percibía como el sol,
ya se escondía
y como la luna,
ya de cara venía
y esta, poco a poco
a su fina cara,
con su brillante luz alumbraría