El páramo
Una tarde de verano
íbamos los dos de la mano
andando por el páramo
felices, éramos los dos
hasta que de pronto, todo cambió
el cielo, se oscureció
un escalofrío, mi cuerpo recorrió
el mismo, allí mucho tiempo permaneció
para cuando este quiso salir
yo sola estaba allí
mi amor se había esfumado
con la negrura del páramo
este un día se había marchado
Yo sola estaba allí
lo único que en mi mano llevaba
era una rosa disecada
que hacía ya mucho tiempo atrás
ese amor, un día a mí me regaló
en señal de su amor
y a pesar, de que él ya no está
cada año en su aniversario
vengo a este páramo
para seguir recordándolo
e imaginar que, él aún, está a mi lado
y seguimos andando de la mano
paseando por este páramo